Llegue a Paris ¿seguro que sí?

¿Hola como estas? Deseo que de maravilla. Estaba yo mirando mi archivo de imágenes al computador y he visto una de París que me acordó, de inmediato, la primera vez que fui a la “Ciudad Luz”. Fue una experiencia que parecería  poco “interesante”  en un principio si es que puedo decirlo  de esta manera,  pero de unos aprendizajes muy poderosos.

Me acuerdo que estaba en Madrid para el cierre de una maestría  con un grupo de personas de toda Latinoamérica y  después de las clases, en privado, lo que hacíamos era visitar el país y algunos lugares importantes del continente. Conmigo también estaba un compañero de trabajo de Brasil, pero no lo conocía bien y mi compañero de trabajo me comentó  que le gustaría conocer París y me pareció una excelente idea.

Sin embargo en ese periodo Yo fui invitada a dar clases en Turín, Italia,  en un Centro de Estudios de una organización internacional y por eso no tenía el tiempo libre de preparar el  viajen con él como era mi costumbre. Entonces  el me  dijo: no te preocupes yo hago todo, confía en mí. Ok, dije yo.

Bueno, fui a Turín y el viernes siguiente tomamos el camino de París. Mi colega me  dice que al llegar al aeropuerto Charles de Gaulle no sería muy difícil que llegáramos al hotel porque no estaba lejos. ¿Te comento que esa información no me cayó muy bien porque normalmente los hoteles cerca de los aeropuertos son muy comerciales, no es verdad?

Enseguida  salimos del aeropuerto y tomamos un taxi porque el hotel estaba cerca; pero después de una hora todavía seguíamos en la carretera. Mi colega estaba a las puertas de una sincope nervioso y me  dijo “el conductor se aprovechaba que somos  extranjeros”. Yo hacía muchos años que no hablaba francés y por eso le deje hablar con el conductor, para hacer sus reclamos en inglés, lo que fue de verdad una mala idea. Después de algunos minutos de un inglés que de verdad me dolía en los oídos,  decidí recuperar mi francés en una lección muy rápida. Entonces fue muy fácil comprender lo había  pasado: llegamos al aeropuerto Charles de Gaulle y el hotel era en la dirección del aeropuerto de Orly exactamente al otro lado de donde estábamos. Como era el inicio de las vacaciones francesas y además viernes se requería  2 horas y 30 minutos para  atravesar la Ciudad.

Llegamos finalmente al Hotel, era el mes de julio y una fuerte ola de calor ponía el continente con una sensación térmica terrible.  En París los termómetros estaban en 41 grados, pero mi compañero de trabajo me dice “no te  preocupes porque el hotel tiene aire acondicionado en la habitación”. Uf qué alegría pensé..

A pesar que durante el trayecto  no  he visto una sombra de París llegamos a nuestro destino, el hotel era bien bonito en la primera mirada. En la recepción doble sorpresa agradable: aire condicionado a los 21 grados, que maravilla, y la recepcionista era de Portugal, lo que nos tornaba más fácil la vida. Recuerda que yo soy de Brasil entonces alguien que hablaba por fin nuestro idioma. Hicimos el check in y me fui a mi recamara, bueno de verdad no era lo que yo imaginaba,  pero he buscado el aire acondicionado y que crees solo encontré la calefacción. Enseguida bajé volada  a la recepción, pues el teléfono estaba siempre ocupado, y descubrí que mi colega no había comprendido bien respecto del tema: el aire era solo en los lugares comunes del hotel. Entonces de ese momento en adelante pense “seran  ventanas abiertas y oraciones por un viento frío”.

Te comento que yo estaba feliz por estar en París, pero me preocupaba un poquito que no veía nada como la Torre Eiffel o algún monumento conocido que me identificase con la ciudad. Nos encontramos con mi amigo en la recepción y ya te podrás imaginar que quería hacer yo con el  y preguntamos a la recepcionista ¿cómo se va al Champs- Élysées? La respuesta me puso un poquito nerviosa y confieso que molesta: es sencillo contesto la señora del hotel: “ al lado del hotel agarras un bus, baja en la estación del metro XX y toma el metro, baja en la estación YY y cambia de línea y en 15 minutos después baja donde quieres”. ¿Que?  No  pude contenerme, ¿dónde estamos nosotros al final? La señorita con una sonrisa me lo dice: En las puertas de París. Eso significaba que para llegar a alguno lugar conocido en París llevaríamos  mínimo 2 horas, con un sol de 41 grados en la cabeza.

A esa altitud de la situación pregunte a mi colega de trabajo ¿cuál fueran los criterios para  escoger el hotel? Como les comenté anteriormente, yo no conocía muy bien el compañero y por eso no sabia que el era conocido por ser una persona “muy económica” se  que me entiendes.  Su criterio para un buen hotel fue el precio y como tampoco  hablaba español bien, a pesar de estar en una maestría en ese idioma, algunos detalles se le  pasaron.  Así me lo dijo.

Quiero aclararte que yo no soy una persona que desiste en la primera tentativa y estaba absolutamente decidida a conocer PARIS. Entonces salimos a buscar el bus y bajamos en la primera estación del metro que nos había indicado la recepcionista del hotel. Nos hemos dirigido a comprar los boletos y  eso fue otra historia increíble. En la casilla el joven trabajador nos explicaba, en francés, que algo pasaba y no aceptaba vendernos los boletos. Yo explique a mi  compañero de trabajo que de lo  que entendía con mi  francés la estación estaba cerrada por indicios de una bomba”. El se enojo  conmigo y me  decía que yo era muy pesimista y que seguro estaba entendiendo mal lo que me decían.  Después de algunos minutos de discusión el joven vendedor de boletos le dice en inglés: estamos con una amenaza de bomba en esta estación y ustedes tiene que seguir a la próxima para poder subir al metro. Nos explicó también como hacíamos para llegar a ella.

Te cuento  que subimos las escaleras y salimos del metro, estaba un calor insoportable y por eso en el momento de tomar la dirección de la próxima estación agarramos la dirección equivocada. Después de caminar  5 calles y 42 grados de sol en la cabeza yo tuve un acceso de desesperación y le dije: yo voy a tomar un taxi y punto. ¿Yo quiero llegar algún día a París, comprendiste?. El como es una persona  super economica  me hablaba del valor que pagaríamos por el taxi y cosas por el estilo. Pero ese es el momento en nuestras vidas que tenemos que tomar nuestro destino en las manos. Fue por eso que saque  la mano y tome un taxi. Cuando estaba entrando en el taxi le pregunté: ¿sigues buscando el metro o vienes conmigo? ¿Qué piensa tú que ha pasado?

En el taxi yo seguí al comando y dije  al conductor: Monsieur, por favor yo quiero conocer París, ¿podría llevarnos al “Champs-Élysées, s´´il vous pla´t”? Y fue de esa manera que conocí París y a pesar de las confusiones del inicio fue una viajen hermosa y disfrute mucho todos los momentos de felicidad  que viví en esa Ciudad Luz.

 

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