Una vida con depresión

Guardar un secreto puede ser una tarea muy difícil para varias personas y probablemente muchos de nosotros nos hemos visto tentados a sacar a la luz algún secreto, ya sea con una intención inocente o picara. Pero ¿alguna vez has tenido que guardar un secreto tuyo por miedo al qué dirán los demás? ¿Un secreto tan bien guardado que incluso nadie sospecha, pero que a la vez es tan pesado que te cuesta cargarlo? Bueno, una vida con depresión es uno de estos secretos que muchas personas nunca llegan a revelar y quienes lo hacen se dan cuenta de que contarlo es solo el comienzo de la historia.
Este es el caso de Ana, una joven estudiante universitaria quien a los 19 años fue diagnosticada con depresión, ansiedad, trastorno alimenticio y trastorno de sueño a finales del año 2020, cuando ella se encontraba en la universidad en la ciudad de Bogotá, ubicada en Colombia. Pero todo esto no llego de la noche a la mañana, al contrario, Ana lo oculto, negó y reprimió durante tanto tiempo que un día le fue imposible retenerlo por más tiempo.

El comienzo

Todo comenzó cuando ella se encontraba aún en el colegio, cuando ella aún no vivía en Bogotá. Durante varios años Ana fue víctima de bullying por algunos compañeros de clase que continuamente la acosaban y molestaban. Sin embargo, a pesar de que ella se quejó frente a diferentes profesores, nunca hubo intervención por parte de estos y al ver la falta de acción por las directivas, decidió ocultarle a su familia todo por lo que estaba pasando.

Sentimientos constantes de inquietud, ansiedad y miedo la empezaron a agobiar. Estos mismos sentimientos causaron en ella una reacción de ansiedad, lo que le generaba grados muy altos de inseguridad con cada día que pasaba. Además, dejó de hacer las cosas que solía disfrutar, poco a poco se fue aislando de los demás, adquirió un comportamiento antisocial y descuidó a tal punto su imagen que hoy en día sigue trabajando en ella para volver a lo que fue antes de todo este caos.

Ese aislamiento social la llevó directo a una vida con depresión y como consecuencia de esto, adquirió hábitos alimenticios que afectaron fuertemente su salud. Al descuidar su alimentación, desarrolló insomnio, lo cual le impedía dormir o descansar durante la noche, haciéndola sentir extremadamente agotada en el día.

Cuando tocó fondo

Fue hasta cuando sus afecciones se vieron reflejadas en su cuerpo que decidió pedir ayuda profesional por su cuenta. Gracias a esto, aceptó que no estaba bien ni física ni emocionalmente y entendió que necesitaba a alguien más para resolver esto, pues el mayor miedo que le impidió dar el primer paso fue el miedo a decir que estaba enferma.
Sin imaginarlo, una vez Ana habló con un psicólogo para tratar los trastornos de los que había sido diagnosticada, se dio cuenta que ese era el mejor lugar para solucionar gran parte de los problemas que la agobiaban de una forma sana. Junto a su familia, la ayuda profesional y claro, su propia decisión, poco a poco ha podido salir de una vida con depresión en la que se vio atrapad por tantos años. De hecho, hoy en día sigue asistiendo a sesiones con profesionales en la salud mental.

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