¿Y tú de que tipo estrés sufres?

Cada vez estamos oyendo más personas que buscan diferentes alternativas para combatir el estrés diario en que se ha convertido su vida. Pero pareciera que ninguna funciona como necesitamos y se vuelven paliativos a una situación que sigue creciendo y no nos deja dormir bien, nos duele la espalda, empezamos a no poder mover el cuello, en la noche y cuando ya está muy intenso inclusive en el día, empezamos a bruzar comiéndonos los dientes, fatiga y cansancio permanente, sensaciones de angustia, no podemos pensar bien, las decisiones que tomamos no son las adecuadas y muchas otras. ¿Y cada vez nos preguntamos qué puedo hacer? ¿Como salgo de esta situación? Sera que toda la vida voy a vivir así porque la verdad no es nada placentero.

Entonces empecemos por entender que es el estrés. Es la enfermedad de nuestro tiempo. En realidad, llamamos estrés a todo lo que no conocemos. Estamos acostumbrados a vivir en la cultura de la prisa y confundimos el estrés con cansancio, enojo, tristeza, etc. Y no sabemos que el estrés es un mecanismo biológico que está al servicio de la sobrevivencia y son parte de los mecanismos biológicos que compartimos con los animales.

Cuando un animal salvaje está comiendo y escucha un ruido deja de comer y se estresa. Se estresa quiere decir que su cuerpo empieza a trabajar a todo lo que da, se sobre revoluciona para detectar si ese ruido es un peligro, y si es así, hecha a correr para salvarse. Si se da cuenta de que no es nada se relaja. Se relaja quiere decir que su cuerpo vuelve a su funcionamiento normal.

¿Que pasa con nosotros los humanos? Para nosotros las situaciones de peligro son diferentes. Son situaciones tales como llegar tarde a una reunión, no tener con que pagar las cuentas, no terminar un trabajo importante inclusive situaciones tan pequeñas como que alguien no nos llame, que no nos entre un mensaje por WhatsApp, no saber qué comer y así todo tiende a estresarnos. La primera parte del mecanismo se echa a andar en automático nos estresamos. Sin embargo, una vez que ya analizamos la situación y lo que podemos hacer, o nos dimos cuenta de que no pudimos hacer nada, en lugar de relajarnos seguimos estresados. Es como si la segunda parte del mecanismo no pudiera activarse, como si la aguja se quedara pegada y nos quedamos en la primera parte estresados. Y entonces la pregunta es ¿por qué no se activa la segunda parte ¿a veces porque en el trajín del diario vivir tenemos tantas cosas que nos estresan que antes de relajarnos ya hay algo que nos vuelve a estresar y luego otra cosa y otra cosa y así sucesivamente sin saber cómo parar.

Inclusive a veces, queremos relajarnos, pero seguimos dando vueltas y vueltas a la misma situación y entonces es como si una parte de nuestro cuerpo quisiera parar y otra que quisiera seguir ayudando a encontrar la situación y entramos en un círculo vicioso de nunca acabar.

Cuando la segunda parte de este mecanismo no puede activarse, las tensiones se van a alguna parte del cuerpo y se estancan en forma molesta que se conoce como estrés o como problemas psicosomáticos (ulceras, dolores tensionales etc.)

Entonces se dice que el estrés lo podemos interpretar como positivo o negativo. El estrés positivo es que nos pone alerta y nos estimula a tomar soluciones que nos sirven permitiéndonos recobrar el estado de calma una vez que paso lo que tenía que pasar. El estrés negativo es lo contrario, nos paraliza o nos pone hiperactivos, nos atrapa, nos irrita, perdemos el control y no encontramos una solución posible.

¿Ya te disté cuenta de cual estrés sufres tú?

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